Por Fausto Llampallas
El 21 de febrero de 1929, nació en CDMX Roberto Gómez Bolaños, uno de los más grandes y prolíficos artistas que este país ha tenido la fortuna de hospedar. Llegó al mundo en contra de todas las probabilidades, pues su madre, Elsa Bolaños Cacho, tuvo riesgo de aborto por una medicina que tomó sin saber que estaba embarazada. Su padre, fue el pintor e ilustrador guanajuatense Francisco Gómez Linares, quien falleció a los 41 años de edad, a causa de un infarto.
Roberto era un muchacho muy conflictivo y debido a su baja estatura vio la necesidad de imponerse físicamente ante otros muchachos, decidiendo practicar boxeo durante su juventud. En su época universitaria decidió estudiar para ser ingeniero, pero desertó al ser convencido por un profesor y en 1951 comenzó su carrera artística y creativa en la agencia publicitaria D’Arcy. Catorce años después incursionó en la televisión mexicana y fue en esta época que el director de cine Agustín P. Delgado, lo apodó pequeño Shakespeare, sobrenombre que derivó en Shakespearito, dando pie a su famoso seudónimo: Chespirito.
A lo largo de su vida Chespirito revolucionó la televisión mexicana, internacionalizando sus programas y marcando el panorama televisivo en América Latina. Sus personajes más icónicos son reconocidos en decenas de países y sus programas tenían una gran audiencia internacional hasta agosto del 2020, cuando dejaron de transmitirse por disputas de derechos. Gómez Bolaños falleció el 28 de noviembre del 2014 a causa de una falla cardiaca, pero su espíritu aún vive en el corazón e imaginario de los latinos.
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