Por Adrián Orenday 

 

¿Hasta dónde crees que puede llegar una botarga, cuanto puede impactar socialmente una mascota del pueblo?, ¿por qué una mascota?, ¿por qué un chango?, ¿por qué tú?, ¿por qué no otra persona?  

¡Por qué sinceramente, a nadie más se le ocurrió! 

Y no, no se le ocurrió antes a los que se encargan del entretenimiento del pueblo salmantino, se le vino a ocurrir a un trabajador transitorio de la refinería salmantina, si, a uno de los que acostumbras con regularidad a hacer menos, de los que insultas y menosprecias, a los que miras para abajo. 

 ¿sí o no?, ¿sí o no lo del chango o si o no al menosprecio que tienes por los petróleos?  

Pero ha llegado el momento de ponerte en contexto, Juan José   Gonzales Quintanilla, un joven alto, delgado, carismático, de familia netamente petrolera, cuarta generación, de los que se encuentran en la famosa placa de bronce de la refinería, y pusieron la primera piedra de lo que vendría a ser la refinería más completa de Latinoamérica. 

Juan José nacido en Salamanca Guanajuato, Soldador por excelencia, calificado, certificado y muy querido por sus compañeros en la refinería, se supo ganar a plomo el cariño y el respeto, al principio defendía su anonimato, le daba vergüenza, pues el asevera no ser la misma persona cuando se pone la máscara, su personalidad se transforma debajo del traje, su alter ego se activa.  

¿Viste la película “La Máscara” que protagoniza Jim Carrey?, me preguntó, respondí: sí, pues tal cual, me dijo. 

Al preguntarle cuál fue su inspiración para el personaje, respondió para Enlace<Bjx:  vi que no había de eso, que hacía falta algo, y traje el disfraz completo de CDMX, cuando llegó el traje por paquetería y lo desembolsamos, estaba temblando de miedo, pero el traje ya estaba listo, sentía que me hablaba, era como una corazonada y ahí comenzó este hermoso viaje político, económico y social, casi del tamaño del Charrito Pemex. 

Juan José no solo estaba descubriendo uno de sus mayores talentos, estaba moviendo fibras muy sensibles del pueblo salmantino, el futbol sin el Chango Gol no era lo mismo, ni en el baseball, en el basquetbol, de ida, de vuelta, por toda la República Mexicana tuvo un impacto político. El impacto también fue económico porque el espectáculo deportivo sí genera derrama económica, pero hacen falta empresarios y liderazgos sensibles al business show, que sepan más de fondos que, de formas, y un disfraz conecta con la gente por que los ciudadanos quieren paz y nadie les da paz, el ciudadano no quiere la violencia, ni los discursos del pasado, quieren ideas, ferias, torneos. 

Juan José Quintanilla el Chango Gol de México, es salmantino y es petrolero, el primer día que se puso el traje miro la alegría que había en el Rostro de su hijo, lo miro a los ojos y le dijo: te amo hijo esto también es para ti. Un padre queriendo impresionar a su hijo, desde hoy y para siempre. Juan José es el super héroe de su hijo y la primera mascota del pueblo salmantino. 

Como él era transitorio y el trabajo en Pemex no era constante, el personaje no solo le dio la dicha de la fama, si no la oportunidad de sostener económicamente a su familia haciendo lo que más le gustaba, la persona que no sabía ser sin su máscara. 

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