Por Leonor Tornero Rueda/
Fotografía Arturo Pérezequera
En esta edición me es muy grato compartirles una de las entrevistas que más me ha inspirado a lo largo de mi trayectoria periodística, una historia de éxito representada por una mujer en toda la extensión de la palabra, ella es Edith Domínguez Cruz.
Médico Veterinario Zootecnista, esposa, madre de familia y empresaria, son algunos de los roles que esta mujer de hoy desempeña con un nivel de organización y disciplina, que sin duda son la razón del éxito de su granja
agroecológica, La Gallina Feliz.
Tuve la fortuna de conocerla en la etapa final de mi embarazo, recuerdo haberla contactado vía Facebook, luego de haber visto una publicación suya, promoviendo la venta de elotes y fresas, ambos riquísimos. Al poco tiempo, sin saber que era ella la creadora de La Gallina Feliz, conocí el proyecto en un expo bazar y ahí comenzó la historia de este reportaje.
Edith es egresada de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, Michoacán y gracias a sus padres, aprendió el compromiso y amor al trabajo.
“Mi mamá era directora de la escuela nocturna para adultos USAER y mi papá docente de una escuela primaria; él a la par tenía el rancho, así que todos los días a las 4 de la mañana se iba a ordeñar las vacas y a alimentar a las borregas, además tenía huertos ecológicos de rábanos y remolacha”, recordó.
Con melancolía recordó a su mamá, quien falleció justo cuando ella entró a la universidad y a quien le reconoce su gran ejemplo como mujer trabajadora, profesionista y ama de casa, pues además de ser directora de escuela, también se dedicaba al estilismo; su ausencia, la impulsó a aprender a valerse por sí sola.
Pasado el tiempo y habiendo contraído matrimonio, experimentó una fuerte crisis económica junto a su marido, un consolidado agricultor de granos y hortalizas; sin pensarlo, la reconocida avicultora comenzó a buscar la forma de apoyar la economía familiar.
“Me iba a los sembradíos a cortar lechugas, elotes, brócolis y llenaba la camioneta para vender a la salida de la escuela con la desesperación
económica de alimentar 3 bocas, comencé a ofrecer producto en el crucero de Home Depot y poco antes de que iniciara la pandemia, empecé a participar en los mercados y bazares, vendiendo pollo, huevo, fresa y lechuga”, recordó.
Eso le generó mucha satisfacción, pues encontró una gran oportunidad de negocio que la impulsó a establecer la venta directa en la cochera de su casa; al poco tiempo era imposible continuar con el negocio ahí, pues ya no solo era el frente de su casa, en el patio trasero tenía 150 gallinas, por lo que decidió pedirle a su papá un terreno donde ponerlas.
Edith recuerda que no fue una petición fácil, ya que su padre siempre había sido un hombre de trabajo y muy autosuficiente; sin embargo, algo que pudiera haber sido un obstáculo para ella, terminó siendo un fuerte estimulo, que la llevó a tomar un diplomado en finanzas con el que estructuró su proyecto de la granja agroecológica, logrando constituir una sociedad con su papá y esposo.
“La pandemia fue un escalón para mi negocio, fue mi éxito, pues empezó a haber escasez de alimentos como el huevo, así que empezaron a comprar el mío en lugar del San Juan; una oportunidad única que me permitió dar a conocer y posicionar La Gallina Feliz”, comentó.
Este proyecto la llevó a afrontar gran diversidad de retos, siendo el primero y más importante, compaginar su rol como mamá, esposa y ama de casa con el de mujer emprendedora. Un sacrificio que mantuvo durante un año completo para dedicarse en cuerpo y alma a levantar el negocio.
Todo su esfuerzo y determinación no tardo en hacer eco en la ciudad, lo que generó que la presidenta de AMEXME, Claudia Martínez González la invitara a sumarse al selecto grupo de mujeres empresarias de nuestra localidad, una oportunidad que le brindó las herramientas para terminar de consolidar la granja agroecológica “La Gallina Feliz”.
Edith inicia labores a las 5 de la mañana para poder alcanzar a preparar el lunch de sus hijos y llevarlos a la escuela, a su regreso comienza la primera colecta de huevo junto a otra mujer con quien se apoya en este proceso, contratando eventualmente hasta 3 a 4 personas masculinas, quienes se encargan de preparar el alimento de las gallinas.
“Somos productores de nuestra propia fórmula alimenticia a base de granos, cereales, vitaminas, aminoácidos y minerales que cubren todas las necesidades nutricionales de nuestras aves. No utilizamos antibióticos, ni coccidiostatos. No adicionamos colorantes, ni estimulantes; cuidamos el medio ambiente y la biodiversidad, al no utilizar pesticidas químicos”, afirmó.
Actualmente, tiene un lote en postura de 300 gallinas y está por llegarle otro de 300 más; este esquema escalonado le ayuda a mantener una producción constante para que no falte huevo. El objetivo del proyecto es que el huevo que llegue a tu mesa, no tenga más de 5 días de haber sido recolectado.
“Como Médico Veterinario Zootecnista, mi prioridad dentro de la granja es brindar calidad de vida a las aves. Los animales merecen respeto, son seres inteligentes y sociables que siguen sus instintos. En un sistema agroecológico, las condiciones de vida de las aves procuran mejores estándares de crianza que se reflejan en su salud y bienestar, produciendo un alimento seguro e inocuo, de excelente calidad”, concluyó.
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