“No me gustaba bailar, fue hasta los 8 años que descubrí por inspiración de mi hermana María Antonieta Prieto, el gusto por la danza clásica”, Rosa María Prieto Ortega.
Estuvimos en el estudio de Rosa María Prieto Ortega platicando sobre su trayectoria como maestra de ballet, una de las disciplinas de mayor expresión artística, a la que ha entregado 40 años de su vida, desde 1996, cuando inició con la academia.
“Comenzamos rentando, hasta que mi esposo y yo hicimos nuestra propia casa; se me hacía muy complicado con mis hijas pequeñitas y para no descuidarlas, preferimos tener el estudio en casa y ya tenemos más de 15 años con este espacio”, explicó.
Fue a los 14 años, cuando Rosy decidió que bailaría ballet por el resto de su vida: “desde ahí, hasta este momento, nunca he dejado la danza”, refirió.
Lo que más disfruta en la práctica de esta disciplina, es la música, argumentando que, cuando comenzó no tenía toda la técnica desarrollada, sin embargo, tenía la sensibilidad para transmitir a través de sus movimientos, las emociones generadas por las melodías.
“Puedes tener la técnica, pero si no tienes emoción, no vas a darle nada al público y ese era mi fuerte; las personas siempre me decían que les llegaba mucho cuando bailaba”, comentó.
Al paso del tiempo, teniendo ya una formación palpable, su hermana le asignó su primer grupo, una experiencia donde su mayor aprendizaje -dentro de la relación docente-alumna- ha sido esa reciprocidad de dar y recibir, favoreciendo el desarrollo emocional mutuo.
“A los 17 años mi hermana me otorgó un grupo de pequeñitas y me atraparon las niñas; fue ahí cuando decidí dejar de bailar porque me encantó ser maestra”, explicó.
Aunque el gusto por la danza clásica comenzó con su hermana María Antonieta, Rosy Prieto Ortega, considera que la vena artística viene desde sus papás, comentando que, a su mamá le gustaba mucho cantar, mientras que su padre era un magnífico caricaturista.
“Una de mis hijas es guitarrista clásica, pero a mi hija mayor también le gusta la danza clásica, es su pasión y por parte de mi hermana María Antonieta, mis sobrinas son bailarinas profesionales”, compartió.
Para Rosy las puertas a los escenarios profesionales estuvieron abiertos desde siempre, sin embargo, al irse adentrando en el mundo de la danza, descubrió que como profesión era muy complicada y fue así como decidió convertirla en su más grande pasión y complemento de vida.
“No me quedo con ganas de nada, estoy satisfecha con mi vida, no le pido al tiempo que se regrese. El ballet es un estilo de vida, una formación para tu vida diaria, la vida es de momentos y yo no voy a desaprovechar un solo momento de mi vida”, puntualizó.
Cabe mencionar que, el ballet es también considerado como un deporte de élite, dada la preparación física y mental requerida, que hacen de esta expresión artística, una combinación extraordinaria de elegantes movimientos, agilidad y fuerza.
Te invitamos a ver la entrevista completa, a través de Facebook, en nuestro programa EnlceBjx por @NPISalamanca https://www.facebook.com/100075703487745/videos/746431366840298
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