Dr. Daniel Iván Lozano López
Psiquiatra
danielivanolozanolopez@gmail.com
Por Leonor Tornero Rueda
A un año de estar confinados a causa de la pandemia por COVID-19, hemos sido testigos de las consecuencias que el aislamiento ha generado; en esta ocasión abordaremos temas como la ansiedad y depresión, dos padecimientos que han incrementado notoriamente en el núcleo de las familias mexicanas.
Para ello nos dimos a la tarea de buscar a un profesional del tema, el Dr. Daniel Iván Lozano López, reconocido Psiquiatra de la ciudad de León, quien brinda acompañamiento a pacientes y familiares COVID, en el Hospital General de dicha localidad, así como consulta de manera privada en el Hospital Medica Campestre.
Seguramente en algún momento de tu vida has llegado a tener alguno de estos padecimientos, pero por falta de información o pena a ser juzgado, has preferido aguantar y callar; desafortunadamente hoy en día no existe la tecnología suficiente para diagnosticar un problema de salud mental, pues, aunque a nivel químico todo esté bien, la persona puede presentar toda la sintomatología, optando por alternativas sin fundamento terapéutico, que lo único que generan es escepticismo en la materia.
Existen muchos tabúes alrededor de la psiquiatría. Se tiene la idea errónea de que los medicamentos son fuertes o peligrosos y que generan adicción, sin embargo, esto solo sucede cuando se hace mal uso del medicamento, porque no están asesorados por un especialista.
Lozano López comentó que, la situación actual está siendo un gran reto para los psiquiatras, pues el encierro ha generado mucha ansiedad, disparando pensamientos de miedo a la muerte y aumento de violencia intrafamiliar, llegando incluso a intentos de suicidio, a causa de la recesión económica que viven muchos mexicanos. Por ello, recomienda como medida preventiva, el hacer ejercicio, ya que éste tiene un efecto antidepresivo por sí solo, en especial aquellos de tipo aeróbico como andar en bici, nadar o caminar, de igual manera incitó a ver lo menos posible las noticias, ya que promueven los periodos de ansiedad.
“Aquellos que padecen COVID o sus familiares, pueden padecer una ansiedad generalizada o estrés postraumático, como secuela emocional al haber percibido la muerte. El reto sería poder detectar a toda la población de riesgo, pero en la práctica no es sencillo, lo primero es salvar vidas, y cuando el paciente llega con falta de oxigenación o está ya internado, no se puede tener acceso al área, hay muchos que no están intubados y que están experimentando todas estas emociones”, explicó.
Por último, hizo una invitación a estar más pendientes de nuestros familiares y sus emociones con la finalidad de atender a tiempo algún padecimiento, sobre todo cuando exista una constante, donde la persona se sienta irritable, de mal humor, se aísle, presente problemas de conducta o consuma sustancias ilegales, argumentando que cuando pasan dos semanas continuas, ya es un padecimiento que requiere tratamiento.
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